I'm here - Spike Jonze

Lo que consideras que no existe, que no vale, que no está ahí, no sólo está, sino que siente y ama. Spike Jonze muestra, con su pulso acostumbrado y elegante estética, a ritmo de magníficas melodías, ese mundo suyo, tan alternativo y mágico.

Acabado el tándem Jonze-Kauffman, muchos dudaban de la capacidad del joven realizador para crear ejercicios de calidad en este panorama cinematográfico que sólo obtiene tintes de frescura y nociones artísticas en trabajos realizados en el viejo continente y en una maravillosa pieza animada parida en tierras australianas.

La historia de un robot bibliotecario que por puro azar, única energía que mueve este puto encadenamiento de momentos, conoce al único ser en el planeta que puede completar su vida, su artificial alma. Atraviesa así la frontera a otro mundo, el de otra persona, no el propio. Esas cosas pasan.

Muerte al ego de Cameron. A Spielberg, que enseñó sus cartas y abandonó la partida hace ya tiempo. Coppola, ya no es Coppola. Ni Scorsese es Scorsese. Cine europeo sí, gracias. Y nuevas miradas. MTV. Cultura Pop. Cine experimental. Videoclip. Nueva savia.
Spike Jonze juega con nosotros a que sintamos como robots, con una acertadísima metáfora de lo que representa esa fungible conmoción, el amor, con su ominoso devenir que en la mayoría de las circunstancias, excepto para algunos ojos que raro han amado, acomete en estrepitoso final.

Mirando, observando planos, notable fotografía, texturas, piezas musicales de calidad, sientes y, quizás, recuerdas, sentimientos que ya habías olvidado, imágenes que mueven algo dentro y provocan que vuelvas al pasado, a ciegas, sin moverte.
Spike Jonze cuenta un cuento.
Corto, intenso, simple y bello cuento.
Y tú sólo sientes.
Ese es el gran arte.
Ese es el gran cine.

No hay comentarios:

Publicar un comentario