In the loop de Armando Lannucci


No debe ser considerada In The loop como un ejemplo representativo del llamado cine político. Entre sus imágenes no se esconde reivindicación alguna, solo la idea de que el pensamiento racional no es precisamente el que domina la mayoría de las acciones de nuestros dirigentes. Su tono está más cerca del gamberrismo de Quemar después de leer que de la sincera preocupación social de Ken Loach oCosta-Gavras (aunque este demostró en Arcadia que también podía ser muy cínico).

In the loop nos sitúa en un triple espacio (Londres, Washington y Nueva York), en un momento previo a la invasión de Irak. En ningún momento se menciona a ese país ni a ningún dirigente político real, aunque ese sería un acto de valentía innecesario. A raíz de esa premisa, vemos desfilar a una serie de personajes a cada cual más patán, ya sean expertos o novatos, que por lo que dice la película abundan en estos campos más de lo que jamás hubiéramos esperado.

In the loop, con ese estilo deudor del documental a lo The Office, abunda en situaciones surrealistas y tremendamente disfrutables (la enloquecida destrucción de la máquina de fax, la conversación en el dormitorio del hijo del presidente). El guión sabe dar las vueltas de tuerca necesarias para llevarnos a un desenlace poco esperanzador, mientras que un reparto en absoluto estado de gracia (atención al muy pasado de rosca Peter Capaldi) da el tono justo a la propuesta.

Con todo ello, el debutante Armando Iannucci (que no por casualidad proviene de la televisión) es capaz de superar su falta de pretensiones y acercarse al Kubrick de ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú. Una de las comedias de la temporada…





No hay comentarios:

Publicar un comentario