Si partes en dos a Agnes Vardá, te encuentras una playa

Únicamente a Agnés Vardá puede ocurrirsele llenar las playas del Norte de espejos, sólo Agnés Vardá puede fantasear con ubicar en la orilla hermosos y misteriosos trapecios. Creo que es única, rebelde, fantasiosa, juguetea con el poder de la imagen devolviendo la manipulación al manipulado y, sobre todo, al manipulador. Quiero profundamente a Agnés Varda, me vuelve loco esta mujer que es pura creación desde su cuerpo, sus manos, su casa, sus manchas de humedad, sus amigos, su cámara, su yo, los otros, el otro,la infancia, el patio, el jardín, las basuras, el museo d'Orsay, Bélgica, los reyes, los hippis, la nouvelle vague... Las playas de Agnés es una pirueta en el aire, un salto al vacio, un último pulcinella en este viejo continente...


"Si abres a la gente en dos encuentras un paisaje. Si me abro a mí, encuentro una playa", esta declaración de principios define mejor que cualquier otra escritura la biografía de este documental, la intención de la autora de "Los espigadores y la espigadora" (2000) de dibujar su propio autorretrato desde el amor, "desde luego -según la propia Vardá- más importante que la política".



Agnés Vardá, ochenta años, construye, analiza, compone y urde en su biografía con el desparpajo de quién realiza un estudio analítico de otra persona, ella se crítica, se justifica, se entiende desde sus playas, desde el agua, desde ese velero que pilotado por ella misma navega del norte hasta la misma orilla de la torre Eiffel... El agua, el mar, el oceáno, los barcos, la cubierta, los cabos, la marinería, el chapoteo, los juegos, las canciones y la vida interminable toda ella en una jornada.


"Hacer esta película ha sido la labor de un pájaro que coge hojas que han caído de varios árboles para hacer su nido", explicó, y tampoco dudó en reconocer que "tenía miedo de ser demasiado presuntuosa" al centrar "Les plages d'Agnès" en sí misma.


Es lógico el miedo al yo documental, a su presencia delante de la cámara pero es tan de verdad, con tanto conocimiento, tan apartada del dogma y de la ideología -"que conste que soy de izquierdas pero creo que la vida puede sentirse sin necesidad de estar adscripta a partido alguno- que el espectador agradecerá su presencia como elemento narrativo de calidad.



Se mete de lleno en su vida, en su infancia, en la guerra y en la posguerra y en las miserias pero Agnés logra un atajo para -sin olvidar- centrarse en los mejores instantes de su vida, por ejemplo en su experiencia amorosa, con Jacques Demys, con el cine de Alain Resnais y con el de Jean-Luc Godard, con el arte, con la fotografía, con la videocreación, con España, con las formas de Pablo Picasso. Bebe de las fuentes de Jean Paul Sartre, de Simone de Beauvoir, de los ideales despertados en los sesenta por la revolución cubana, pero lo más fuerte fue con Jacques Demy, con quién compartió un ideal amoroso: "La pareja es una idea muy bella y nosotros la vivimos a nuestra manera", resumió. Y así, capta el proceso del amor hasta la muerte en 1990 del director de "Los paraguas de Cherburgo" (1964), con el que tuvo al segundo de sus hijos, Mathieu.


Bellísma, hermosa, loca, nueva, india, disparatada, madura, moderna, inteligente y endiabladamente segura: segura de hacer lo que le da la gana, segura de los encuadres -qué encuadres los de los trapecistas en la playa- , segura de los dialogos, segura de que el cine es su lenguaje.


Vardá, qué mujer.


Varda, que ganó el León de Oro en 1985 con "Vagabond. Sin techo ni ley", ya había aparecido de manera colateral en otros de sus documentales, pero ahora era el momento de hacer balance vital: "Soy más vieja que hace diez años y no tengo claro que pueda hacer esto dentro de diez más. No tengo tanta energía como Manoel de Oliveira", reconoció en alusión al cineasta portugués. Así que se sumergió en este trabajo "largo de rodar y largo de montar" hasta conseguir esa sensación de "cadáver exquisito" al estilo surrealista, en el que piezas distintas dan como resultado una pieza insólita, vitalista y hermosa. "Es el retrato de una mujer que está envejeciendo, no de una mujer que va a morir", sentenció.


Maravillosa Les plages d'Agnés, no es legado ni testamento, es una invitación a vivir la vida tal y como una la piensa, ahí es nada.


vía: Elséptimovicio







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