Kynodontas (Dogtooth) del Griego Giorgos Lanthimos


De dentro a fuera
“Hoy las nuevas palabras son: mar, carretera, senderismo, rifle. ‘Mar’, es una silla de cuero con reposabrazos de madera, como en la sala de estar. Ejemplo: No se quede de pie,, siéntese en el mar para que podamos hablar. ’Carretera’, es un viento muy fuerte. ‘Senderismo’ es un material elástico utilizado para hacer tablas. ‘Rifle’ es un hermoso pájaro blanco ".



Bienvenido a un mundo donde los aviones se caen del cielo, donde el teléfono se utiliza como condimento y los gatos son criaturas exóticas, despiadadas y terribles devoradoras de hombres. La tercera película del director Giorgos Lanthimos, Dogtooth (Kynodontas) –Canino o diente de perro-, es algo que, definitivamente, no se ve todos los días; un verdadero banquete de objetos no identificados que te dejarán mudo de asombro. Todo lo que sabías no sirve y las palabras que oímos habitualmente tienen otro significado, radicalmente distinto a lo establecido.

El primer párrafo no es de “Barrio Sésamo”, no os vayais a creer, sino de la secuencia de apertura con la que empieza este festín visual. Hay diálogos bastante increíbles en las siguientes que la suceden, que dibujan, sin prisa pero sin tregua, este "otro" pequeño mundo que nos va a tocar vivir. Tenemos la Familia y la Casa, y hay el Exterior de la Casa. Lo demás no importa: es el mundo de lo inexplorado. Lo desconocido; la nada. Sólo el padre puede aventurarse al exterior del Hogar, gracias a la protección del automóvil que le permite no tocar, directamente, el suelo (en realidad, va a trabajar, como cualquier hijo de vecino). Para el resto de la Casa, su mundo, sólo existe el temor de un Exterior brutal y diabólico al otro lado de la valla del jardín. Condiciones absurdas y límites inalcanzables se imprimen a fuego en la mente de los miembros de la familia para restringir el acceso al peligroso mundo de afuera. El mito de la Caverna platoniano está servido.

"¿POR QUÉ?" Es la pregunta clave principal que nos asalta cuando uno empieza a ver Dogtooth, hasta que nuestra mente cierra el tenderete de las convenciones y se deja llevar por la corriente, cada cual maravillado por ser parte de una aventura fresca y nueva que nos aturde y admira, como a todos los vecinos de butaca. Es como el despertar de un sueño extraño para, seguidamente, entender que seguimos dormidos y somos espectadores concientes de un mundo radicalmente nuevo, el de la Familia.



La película nos cuenta la vida de un matrimonio y sus tres hijos, dos chicas y un chico. Los “niños” nunca han tenido contacto con el Exterior de la Casa; los “niños” no tienen identidad aparte de su orden de nacimiento: la Mayor, la Joven y el Hijo. Su rutina diaria es una negación total de la edad adulta, más allá del ritual diario, de aprender y jugar, como cualquier niño. El miedo y las mentiras se utilizan para contener y condicionar sus mentes, y funciona hasta un cierto punto… Nunca sabremos su edad y sólo podemos especular. Se trata de adultos, pero son niños todavía. ¿Los Padres?, emergen como dioses fabulosos de todos los conocimientos cuando los niños están a su alrededor, bajo su manto de influencia; se secan hasta la condición humana cuando están solos, tratando no sin dificultades, con las consecuencias de sus propios experimentos. Sin embargo, las grietas del control paterno se harán cada vez más evidentes, a medida que las capacidades cognitivas de sus hijos se desarrollan sutilmente con la edad; cuando el temible Exterior comience a colarse subrepticiamente en este mundo Feliz. Morir para ver lo que hay fuera, sin exponerse a los peligros legendarios del mundo exterior se traducirá en la regla creativa vinculante. El mito de la Caverna.

Esta es una de las piezas más increíbles de cine que veremos este año. No hay nada fuera de lo normal, sin efectos especiales, sin festines sangrientos, sin monstruos. Sin embargo, la Casa es un lugar fuera de los límites de nuestro conocimiento, lo que demuestra que se puede crear un mundo verdaderamente exótico, tan solo cambiando algunas palabras y, siempre, las interacciones sociales.

Técnicamente realizada con mucha simplicidad narrativa y rodada a base de planos americanos y primeros planos, sin apenas movimiento de cámara (tomas largas y fijas), al servicio del realismo más crudo y sórdido. Factura sencilla pero eficaz que no distrae de lo que importa. ¿Los intérpretes?, sencillamente geniales.


Dogtooth es, también, una película sobre las paredes. Paredes de nuestra conciencia, que limitan la manera en que vemos el mundo. Paredes de una casa, que excluyen del resto del mundo. Paredes que ocultan, anidan en los habitantes un significado esotérico de un exterior que no pueden comprender. Las referencias a la propuesta de Walden 2 de Skinner son inevitables.

Todo ello al servicio de un resultado hipnótico y, extravagante, que atrapa a un hipotético espectador por las partes sensibles para lanzarlo, sin contemplaciones, hacia el territorio del absurdo. ¿Surrealista? Tal vez. Pero asombrosa y, lo más meritorio, creíble, con un sentido del humor ácido, pero espontáneo, que no interrumpe el ritmo e intensifica esa deliciosa emoción fronteriza en la que conviven la realidad y el miedo a lo desconocido.

¿Podemos imaginar el quid de esta película como una crítica mordaz, y muy cínica, de las estructuras sociales patriarcales-? ¿Es el camino de cada Padre, que se ve a sí mismo como el Señor Todopoderoso de su reino privado y de cómo podría ser si esto realmente pasara? ¿O es sólo un cuento magistralmente diseñado sin segundas intenciones?

Depende de ti, espectador, decidir.

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