ENTER THE VOID


Tras el relativo éxito que supuso su anterior filme, “Irreversible”, el realizador Gaspar Noé presenta una personal y única experiencia cinematográfica, tan explícita como poco agradable pero hecha con un cine absorbente y un aspecto visual impresionante. Es una historia que mezcla mortalidad, sexo y visceralidad y la cual difícilmente agradará a todo el mundo pero este filme no deja de ser en ningún instante una excepcional y arriesgada muestra de originalidad y espectacular narrativa.




Óscar es un joven drogadicto que ocasionalmente trafica con drogas que es asesinado en Japón. Desprendido ya de su cuerpo, Óscar deambula observando a su hermana y sus amigos en los momentos y días posteriores a su muerte, viendo en primera persona el daño que su vida y su desaparición han causado. Al mismo tiempo, Óscar mezcla esta visión de la realidad con sus propios recuerdos, especialmente los de su infancia y que incluyen un momento traumático en su niñez.

Ocasionalmente aparecen películas que en algún aspecto son experiencias cinematográficas que no dejan a nadie indiferente. Son cintas arriesgadas, conflictivas y que crean grandes admiradores y fervientes detractores. Ello puede ser por la temática, el trato y o por una explicitud visual poco habitual en el cine. Por ejemplo, “La naranja mecánica” de Stanley Kubrick no únicamente ha sido una de las dos películas calificadas como X en ser nominada al Óscar al mejor filme sino que fue quitada de circulación en Inglaterra poco después de su estreno y hasta el año 2000 tras las numerosas críticas recibidas. La revisión de la figura de Cristo ha levantado bastante polvareda con “La última tentación de Cristo” de Martin Scorsesse e igualmente por su agresividad en “La pasión de Cristo”, de Mel Gobson. El retrato psicológico-erótico de “El último tango en París” de Bernardo Bertolucci no únicamente llevó a sus responsables a un juicio por obscenidad sino que también dividió a la audiencia. Igualmente pero por el uso de la violencia, “Asesinos natos” levantó también cierta polémica. Estos son algunos de los grandes ejemplos y a los cuales la perspectiva del tiempo ha proporiconado unas reacciones diferentes al recibimiento inicial que tuvieron, pero existen buenas muestras cinematográficas que cada año crean cierto debate. La última ha sido la reciente ganadora de la Palma de Oro en Cannes “Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas”, una genialidad para Tim Burton y compañía y un tostón pretencioso para un buen número de personas. El propio Gaspar Noé ya levantó cierta controversia con su anterior filme “Irreversible”, especialmente con una escena de violación, pero con “Enter the Void” ha tensado más la cuerda y ha logrado recibir los calificativos de visionario y de presuntuoso soporífero por partes iguales.

Lo que nadie puede discutir es el fantástico aspecto visual de esta película. Todas las imágenes que crea Gaspar Noé, el movimiento de cámara, la ambientación de la ciudad de Tokio, las secuencias continuas y los desplazamientos entre escenarios son absolutamente fantásticos. Las mayores críticas son en la historia en la que se ha utilizado esta maestría visual. Noé narra los efectos de la muerte de su personaje central sin melodrama ni sensiblerías, todo lo contrario. El protagonista es un yonki que muere de un disparo, con una hermana que se dedica a hacer strip-tease y la película sigue la oscuridad y suciedad de sus personajes con todas sus consecuencias. Noé ofrece un viaje psicodélico, una experiencia cercana a las drogas que toma el protagonista y además muestra una devoción por ser directo y osado, no teniendo miedo a mostrar todos los detalles, por escabroso que éstos sean, de lo que está sucediendo. Y lo hace mediante una historia absorbente, si uno se deja atrapar por su aspecto formal y por una narración poco agradable, aunque la tendencia de su director de aprovechar cada oportunidad para plasmar en una escena de sexo fetichista puede resultar tan excesiva como repetitiva.
Pero no hay que olvidar que estas son las elucubraciones de un drogadicto en el último viaje de su existencia, con sus fantasías, traumas y experiencias. El realizador Gaspar Noé nos lo presenta desde una novedosa perspectiva en primera persona, en donde vemos todo lo que sucede a través de los ojos del protagonista, movimiento de párpados incluido.

Ello hace que al personaje central interpretado por Nathaniel Brown se le vea mayoritariamente de espaldas y que la gran parte del trabajo interpretativo recaiga en Paz de la Huerta y Cyril Roy, verosímiles y verídicos dentro de esta personal experiencia.

“Enter the void” no es una película fácilmente recomendable, hay que tener seguramente un lado un poco torcido para disfrutar de ella completamente pero la forma en la que su director ha logrado plasmar una historia algo excesiva es impactante y magnífica, tanto en el aspecto visual como en el desarrollo pseudo narrativo, haciendo que el filme resulte absorbente en cada plano.

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