Pariah de Dee Rees, 2011

El mérito de Pariah está en la pura estructura de su sencillo libreto, cuyo tirón emocional –nada tramposo– se debe a la protagonista: una chica afroamericana que aún no ha asimilado lo que significa cumplir diecisiete años.

En el drama de Dee Rees, dicha adolescente, Alike (Adepero Oduye), siente que su atracción por otras mujeres empieza a formar parte de su identidad. Y eso tiene connotaciones familiares que cualquier espectador intuye desde el primer acto de la película.

Desde luego, no se trata de un film para todos los públicos. Su intensidad y su radical intimismo justifican que fuera premiado en el Festival de Sundance: el ecosistema idóneo para que prosperen este tipo de producciones independientes y minoritarias.


Ambientado en un barrio de Brooklyn, el guión se centra en la relación entre Alike y sus padres, Audrey (Kim Wayans) y Arthur (Charles Parnell). Se añade al drama la hermana menor de la protagonista, Sharonda (Sahra Mellesse).

Para subrayar el perfil de la joven, el film la presenta como una buena estudiante con inclinaciones poéticas. Esa mirada, entre melancólica y delicada, se extiende a la relación de Alike con su amiga, también lesbiana, Laura (Pernell Walker).

Ambas son muy diferentes: mientras que Laura es activa sexualmente, Alike es virgen. La primera se da a conocer sin prejuicios, la segunda opta por preservar el secreto con el que defiende su vulnerabilidad.

La perspectiva familiar –el padre, policía y conservador, también oculta secretos–, sumada a los conflictos típicos de la adolescencia, queda en segundo plano cuando asistimos a la amistad de Alike con Bina (Aasha Davis), el personaje que va a resultar clave para que su vida cambie de tono.

Emocionante como todo rito de paso, la aventura de Alike se va ganando, plano a plano, la complicidad del público. Con todo, los clichés en torno a la juventud y el lesbianismo abundan en la película, y la verdad es que no resulta fácil sustraerse a ellos.

El trabajo del director de fotografía Bradford Young es digno de un virtuoso.

Termino con dos detalles significativos: no es casual que entre los patrocinadores de este film figure Spike Lee. Tampoco es casual que la directora, Rees, haya incluido numerosos elementos autobiográficos en el guión.

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